16 febrero 2010

Una voz callada por el nazismo

LEGADO.  En 1939, Fondane entregó un manuscrito a Victoria Ocampo, ante la cercanía de la guerra.
"Muerto en Auschwitz, el filósofo, cineasta y poeta rumano, Benjamín Fondane acaba de ser homenajeado en París. Fue discípulo de Léon Chestov, se relacionó con los surrealistas y viajó a Buenos Aires invitado por Victoria Ocampo."

Por: Jorge Fondebrider
La primera vez que oí el nombre de Benjamín Fondane fue en Dublín, en 1997, donde Harry Clifton –uno de los muy buenos poetas irlandeses de la actualidad– me preguntó si lo conocía. "Estuvo en la Argentina –me dijo–. Lo llevó Victoria Ocampo. Era poeta, ensayista, hizo una película en Buenos Aires. Una personalidad extraordinaria". Me olvidé del asunto y pasaron los años, hasta que, en 2006, Edgardo Cozarinsky publicó un excelente artículo sobre Fondane en La Nación. Al tiempo, me lo crucé en la calle y ya no recuerdo a santo de qué, me dijo que la película de Fondane era un misterio, que se había perdido, que a él le hubiera gustado saber más. Por eso, cuando a principios del gélido enero pasado, en el marco de la extraordinaria exposición "Benjamín Fondane" –abierta al público parisino entre 14 de octubre de 2009 y el 31 de enero de 2010–, vi en una pared del Mémorial de la Shoah (Musée, Centre de Documentation Juive Contemporaine), del 17 rue Geoffroy l'Asnier, la proyección de los pocos fotogramas sobrevivientes de la mítica Tararira, la película que Fondane filmó en Buenos Aires, consideré que era absolutamente imprescindible conocer a quien, hasta entonces y sólo por mi ignorancia, había sido apenas un curioso personaje de los tantos que Victoria Ocampo "importó" a la Argentina. Hoy puedo asegurar que Benjamín Fondane es mucho más que eso.

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